Encuentrate a ti mismo
Nosotros, las mujeres, somos hechas para amar, para dar, para acoger, para hacerle placer al otro. Es lo que hacemos cuando amamos a alguien. Este deseo a darlo todo, hacerle placer al otro, acoger al otro es nuestra fuerza, pero también nuestra debilidad. Es por estos mismos sentimientos que somos facilmente manipuladas. Me acuerdo muy bien como era cuando tenía 21 años. Quieres estar con un hombre porque te gusta mucho. Quieres pasar un rato con él. Pero no quieres sexo, no todavía. Quieres hacerle placer, pero no quieres sexo. Quieres un poco de afección, pero no quieres sexo. No quieres rechazarlo, pero no quieres sexo. No quieres enojarte con él por insistir, porque tampoco no quieres ser rechazado por él, y no quieres herir sus sentimientos, porque lo quieres, pero no quieres sexo. Terminas en aceptar más que lo que te deja cómoda, porque lo quieres, pero no quieres sexo. Antes, la sociedad tenía reglas para proteger a sus hijas ...